Si los niños son educados entre reproches,
aprenden a condenar.
Si son educados con hostilidad,
aprenden a ser agresivos.
Si viven con miedo,
aprenden a ser aprensivos.
Si son tratados con lástima,
aprenden a autocompadecerse.
Si son puestos en ridículo,
aprenden a ser tímidos.
Si viven en competencia,
no aprenden a compartir.
Si son regañados por sus errores,
aprenden a sentirse culpables.
Si viven carentes de estímulo,
aprenden a no confiar en sí mismos.
Si no conocen el reconocimiento,
no aprenden a valorar a los demás.
Si son educados sin aprobación,
aprenden a buscar relaciones tóxicas.
Si viven entre mentiras,
no aprenden el valor de la verdad.
Si son tratados sin amabilidad,
nunca aprenden a respetar a los otros.
Si los niños crecen en un entorno de seguridad,
aprenden a no temerle al futuro.
Y si viven sus años más tempranos rodeados de amor sincero,
aprenden que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.
aprenden a condenar.
Si son educados con hostilidad,
aprenden a ser agresivos.
Si viven con miedo,
aprenden a ser aprensivos.
Si son tratados con lástima,
aprenden a autocompadecerse.
Si son puestos en ridículo,
aprenden a ser tímidos.
Si viven en competencia,
no aprenden a compartir.
Si son regañados por sus errores,
aprenden a sentirse culpables.
Si viven carentes de estímulo,
aprenden a no confiar en sí mismos.
Si no conocen el reconocimiento,
no aprenden a valorar a los demás.
Si son educados sin aprobación,
aprenden a buscar relaciones tóxicas.
Si viven entre mentiras,
no aprenden el valor de la verdad.
Si son tratados sin amabilidad,
nunca aprenden a respetar a los otros.
Si los niños crecen en un entorno de seguridad,
aprenden a no temerle al futuro.
Y si viven sus años más tempranos rodeados de amor sincero,
aprenden que el mundo es un maravilloso lugar donde vivir.
Dorothy Law Nolte.
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