En los últimos años cada vez se habla más del
Síndrome de Asperger en medios televisión, radio, prensa, cine,…, pero,
lejos de estar afianzándose una visión realista sobre el Síndrome, cada
vez parece distorsionarse más la auténtica realidad que hay tras esta
condición y que con la revisión del DSM-5 va a ser diluida dentro de los
Trastornos del Espectro del Autismo.
Y es que no paran de sucederse acontecimientos
extraordinarios que generan impactos mediáticos y portadas, generalmente
poco afortunadas. Grupos de activistas del Síndrome de Asperger tratan
de lanzar una imagen determinada de esta condición, a pesar de que
tampoco se ajusta con la realidad. Se lanzan mensajes al respecto que si
Einstein, Da Vinci, Isaac Newton, y una larga lista de personajes
históricos, tenían esta condición. Luego un acto criminal llevado a cabo
por un desequilibrado, que asesina a un grupo de niños en los EE.UU.
(El país por excelencia de los asesinatos en masa), tira al suelo todo
ese intento de dulcificar la condición. Existe también una tendencia
para afirmar que el Asperger es una versión leve del Autismo, y que las
personas con Asperger son muy inteligentes y que tan sólo tienen ciertas
carencias en los aspectos sociales que bien pueden ser identificadas
como “rarezas”.
Sin embargo, la verdadera realidad a la que las
personas con Síndrome de Asperger tienen que enfrentarse cada día nada
tiene que ver ni con los personajes famosos con los que se relaciona
presuntamente el Síndrome, ni tampoco el Asperger parece tener nada de
leve, ni las personas con Asperger son una especie de genios con rarezas en su comportamiento social.
El Síndrome de Asperger es un trastorno que afecta de
por vida a la persona. Incide principalmente en aspectos relacionados
con la interacción social y la expresión de la afectividad, el lenguaje y
la literalidad, conductas restrictivas e intereses restringidos. En
cuanto a sus capacidades intelectuales entran en su gran mayoría dentro
de la normalidad social, existiendo casos donde hay una superdotación
intelectual y casos donde tenemos una situación de inteligencia límite.
Debido, en muchos casos, a los intereses restringidos, las personas con
Asperger pueden ser unos auténticos especialistas en alguno de sus temas
de interés, pero luego tener graves problemas a la hora de realizar
acciones de carácter social o demostrar una total incapacidad para poder
desenvolverse en una conversación que hable sobre el clima. A su vez,
pueden presentar Trastornos del Procesamiento Sensorial,
generalmente de tipo auditivo y visual, que pueden crearles problemas
severos en ambientes normalizados para el conjunto de la sociedad (Un
centro comercial, una estación de autobús, un mercado,…).
Algunas personas con esta condición presentan un
grado de incidencia de este tipo de alteraciones más bajo, a pesar de
que los aspectos nucleares del Asperger están todos presentes, pudiendo
crear a la persona estados continuados de ansiedad y estrés emocional en
sus intentos por tener una aceptación social. En otros casos el nivel
de incidencia será muy elevado, generando un nivel de aislamiento por
decisión propia, que les puede suponer cierta etiqueta de huraños, pero
que les permite tener un nivel de tensión emocional mucho más bajo que a
sus pares con un nivel menos intenso.
El Síndrome de Asperger NO es una versión leve del autismo, y tampoco es una enfermedad.
A pesar de que comparte muchas de sus bases, la forma en que se expresa
es diferente. Los mayores puntos de conexión se dan cuando se
establecen las comparaciones entre grupos de personas con Síndrome de
Asperger y con Autismo de Alto Funcionamiento a partir de la
adolescencia, donde más coincidencias y solapamientos vamos a encontrar,
y donde más problemas sociales van a compartir. Medir el impacto que el
Síndrome de Asperger en la persona es complejo y depende de múltiples
factores, sobre este particular les referimos a los textos que se
enfocaron en este aspecto en “Los grados de severidad en Autismo y Asperger” y “Asperger leve o la inconsistente levedad del Síndrome de Asperger ” donde se aborda este particular de forma específica.
Sin embargo a día de hoy se sigue obviando una parte
fundamental e importantísima que incide directamente en la persona con
Síndrome de Asperger, y es la relativa a sus derechos fundamentales como
ciudadano. Derechos que no le son reconocidos y que debido a esta falta
de reconocimiento, basada tan solo en su diferencia, se le condena a
deambular por la trastienda de la sociedad, en un claro ejemplo de
segregación social por motivos puramente estadísticos y sociales.